Cubiertas metálicas: lo que nadie se atreve a decir.

Reflexiones basadas en más de cuarenta años de experiencia directa, observación empírica y ciencia forense

Chapa de zinc puesta directamente sobre tabla de pino y papel de estraza

Las cubiertas metálicas están acusando muchos problemas, sobre todo las de zinc, un poco menos las de cobre y las de plomo. Todas las investigaciones que he realizado me llevan a la conclusión de que no es culpa de los elementos finales (los metales), sino de los complementos, es decir, de los soportes. Los soportes como tableros y el abuso de láminas son los principales responsables.

Antiguamente, las cubiertas se realizaban con métodos ancestrales pero eficaces, lo que nos permite hoy observar cubiertas con muchos años de funcionamiento. Esto demuestra que el material es duradero. Por el contrario, las cubiertas modernas, hechas según recomendaciones de vendedores con tableros, barreras de vapor y láminas, terminan siendo ruinosas. El zinc, en particular, no necesita nada más que un soporte compatible y una instalación eficiente.

Resulta curioso que los facultativos a la hora de prescribir, se repitan refiriéndose al capítulo de cubiertas como un “copia y pega”. Sobre las características del metal, que es lo realmente importante, casi no hablan, más allá de grosor, color y tipo de instalación. Sin embargo, al referirse a las láminas lo hacen con todo lujo de detalles, portando más literatura que una sentencia judicial, que podría considerarse la que llevara la cubierta a la ruina. Este hecho, irónico y a la vez revelador, muestra cómo se pasa por alto el material principal mientras se incide en elementos que conducen al desastre.

Las láminas, a menudo recomendadas directamente sobre tableros prefabricados, quedan atrapadas entre el tablero y la chapa de zinc. El vapor generado en la vivienda atraviesa los tableros por uniones o intersticios y queda atrapado, formando pequeñas gotitas que se depositan en la madera, generando putrefacción. Incluso con un forjado de hormigón, la humedad de obra queda custodiada entre la lámina y el hormigón, sumándose al vapor generado por la vivienda.

Además, estas láminas de polietileno, con la dilatación del zinc, crean bolsas de aire perpetuas que favorecen la formación de pilas electroquímicas entre grapas, zinc y tablero, acelerando la corrosión. La ciencia forense permite detectar estas primeras fases, pero el ojo humano solo lo percibe cuando la ruina ya es evidente.

En conclusión, para que una cubierta funcione correctamente solo se necesita un soporte compatible y una instalación eficiente. Las láminas, lejos de proteger, suelen ser las culpables de los problemas, enmascarando humedades hasta que es demasiado tarde.

Manuel Álvarez

Fallos precoces en cubiertas de zinc: diagnóstico crítico y recomendaciones irónicas

 Resumen

El zinc es un material apreciado durante siglos por su belleza, ductilidad y durabilidad cuando se respeta su comportamiento natural. Sin embargo, algunas cubiertas recientes parecen empeñarse en demostrar que la modernidad y la improvisación pueden superar incluso la corrosión en efectividad destructiva. Este artículo, inédito,  reúne observaciones periciales, análisis físico-químicos y experiencias  prácticas, y propone conclusiones y recomendaciones técnicas, con un tono crítico e irónico frente a las prácticas que condenan al zinc a una ruina prematura.

Palabras clave: cubiertas de zinc, corrosión, patologías constructivas, diagnóstico pericial, errores de diseño, durabilidad.

Abstract.

Zinc has been valued for centuries for ist beauty, ductility, and durability when its natural behavior is respeted. However, some recent roofs seem determined to prove that modernity and improvisatión  can outdo corrosion in destructive effectiveness. This paper compiles forensic observations, physico-chemical analyses, and practical evidence, providing conclusions and technical recomendations. A critical and ironic  tone is adopted to highlight the practices that doom zinc roofs to premature failure.

Keywords

zinc roofing, corrosion building  pathologies, forensic diagnosis,  desing  errors, durability.

 

Introducción

las cubiertas de zinc han adornado edificios históricos y particulares, desde mansardas hasta remates ornamentales. Hoy, sorprendentemente, se observan patologías en cubiertas nuevas que evidencian que la innovación sin criterio puede ser más destructiva que décadas de exposición natural. Los defectos incluyen oxidación localizada, pérdida de espesor, corrosión galvánica en fijaciones, corrosión electrolítica y desprendimiento de chapas por viento. La culpa, según algunos, siempre es de la atmósfera o de la condensación, cuando en realidad el desastre es producto de errores constructivos y prescripciones absurdas.

Este artículo organiza las causas más frecuentes de estas fallas , apoyándose en experiencia forense y principios físico-químicos, y ofrece una guía diagnóstico, ensayos y medidas correctivas, con un toque de ironía sobre las decisiones que llevan a estas catástrofes.

Observaciones recurrentes

De numerosas periciales se repiten patrones que podrían considerarse cómicos si no fueran trágicos:

  • Líneas de humedad coincidentes con juntas de las chapas, como si el agua siguiera con precisión quirúrgica el trazado de las juntas.
  • Corrosión localizada en fijaciones hasta su completa pérdida, demostrando la eficacia destructiva de la incompetencia humana.
  • láminas plásticas  colocadas bajo el zinc sobre tableros prefabricados o paneles sándwich: la prueba de que la innovación no siempre es amiga del sentido común.
  • Deformaciones y pliegues de lámina interior, retención de agua en fijaciones, acelerando el desastre.
  • Fallos progresivos que se extienden por toda la cubierta, como recordatorio de que la improvisación tiene memoria

Causas físicas y químicas

  1. Retención de humedad en fijaciones. La acumulación de agua en zonas perforadas acelera los procesos corrosivos locales, demostrando que el zinc no tolera la negligencia humana.
  2. Interacción con láminas y tableros inadecuados. la combinación de láminas plásticas y soportes tipo sándwich crean condiciones de degradación acelerada, un auténtico experimento de laboratorio de mal gusto.
  3. Compatibilidad electroquímica y contaminantes. Materiales incompatibles como aceros, residuos de soldadura o sellantes erróneos fomentan la corrosión
  4. Condensaciones mal gestionadas. Las soluciones de eficiencia energética, interpretadas sin criterio, generan gradientes térmicos y condensaciones localizadas que agravan la degradación, a la que no es ajena los elementos tales como los tableros que se sitúan bajo el zinc.
  5. Errores de diseño y fijaciones. Tornillería inapropiada y masillas como parche post-venta son recetas seguras para el desastre.

Diagnóstico y ensayos recomendados

  1. Inspección o visual y fotográfica sistemática para documentar la tragedia.
  2. Ensayos de humedad local y termografías, pues la humedad siempre deja una firma detectable.
  3. Análisis metalográfico y medición de espesor de la chapa.
  4. Análisis químico de residuos en juntas y fijaciones .
  5. pruebas electroquímicas para confirmar la corrosión galvánica.
  6. Ensayos de permeabilidad de láminas para revelar su capacidad de evacuar el agua.

Recomendaciones de diseño y ejecución

  • Evitar láminas plásticas bajo el zinc salvo justificación técnica contrastada. La improvisación no es excusa.
  • Preferir soportes compatibles como el entablado de madera de pino, porque el zinc merece respeto, no experimentos absurdos
  • Diseñar juntas de evacuación para que el agua no se divierta destruyendo fijaciones.
  • Dimensionar correctamente la longitud de las chapas para evitar roturas por tensión .
  • Tratar los remates mediante plegados, engatillados o engafetados, con negación absoluta al empleo de masillas para hacerlos estancos. Se puede estañar con estaño y buen oficio
  • No abusar de las llamadas grapas fijas, casi mejor prescindir de ellas y emplear exclusivamente grapas móviles. llamadas móviles.
  • Documentar cualquier lámina intermedia con pruebas y ensayos: la ciencia no es opcional.
    En definitiva, basta con utilizar madera de pino como soporte, grapas de fijación móviles con tornillería inoxidable, chapas cortas y remates críticos tratados con estaño. El resultado: economía de medios y una cubierta con garantías realez de durabilidad.

Propuesta de actuación correctiva

  1. Evaluación completa de la cubierta
  2. Desmontaje controlado de áreas dañadas
  3. Sustitución por soporte compatible y reposición de chapa con fijaciones revisadas
  4. Si se mantiene una lámina intermedia, que sea técnicamente justificada.
  5. Ensayos post-venta y plan de mantenimiento documentado para que no vuelva la tragedia.

Consideraciones periciales y jurídicas

Atribuir estos desastres a “condensaciones” o al “viento” demuestra creatividad cuestionable. Una pericia técnica bien fundamentada con ensayos, fotografías y mediciones deja claro que la verdadera culpable es la ignorancia en el diseño y la ejecución.

Conclusión

El zinc es un material magnífico si se le respeta. En cambio, la  falta de juntas de dilatación, fijaciones inadecuadas, remates  estancos con masillas, láminas prefabricadas para tratar juntas de dilatación en canalones, fijaciones mal seleccionadas, entre otros errores, condenan cubiertas a la degradación prematura.

la solución; sentido común, ciencia aplicada y algo de valentía para cuestionar lo que fabricantes y prescriptores presentan como dogma técnico.

Adjunto como anexos algunas imágenes que se repiten en prácticamente en todas las cubiertas que llevo peritado.

Manuel  Álvarez.

Zinc: del oro arquitectónico al chiste de marketing

El zinc ha sido durante décadas un material noble, digno de coronar edificios que aspiraban a la eternidad. Aun hoy sobreviven cubiertas centenarias, recordándonos  que cuando se trabaja con conocimiento y respeto, el zinc es casi inmortal. Los viejos artesanos lo sabían: chapas cortas, juntas con holgura, fijaciones libres y, por supuesto, jamás permitir que el zinc se tocase con hierro, cobre o plomo. Todo se hacía con precisión quirúrgica sobre soportes de madera noble o yeso con capa intermedia de cartón embreado. Era un sistema artesanal, eficiente y, francamente, elegante. Hoy, esas cubiertas centenarias parecen reírse de nosotros, mientras los edificios modernos sufren el síndrome del zinc traicionado: oxidaciones, deformaciones y filtraciones de antología.

 La era del milagro de catalogo

Hace unos 35 anos, el marketing entro en escena con la sutileza de un elefante en una cristalería. El zinc se vendió como “el metal que todo lo puede”, capaz de cubrir cualquier superficie, por retorcida que fuera. Y claro, todos caímos: arquitectos, promotores y facultativos se dejaron convencer por el cuento del superhéroe plateado. Mano de obra cualificada? Décadas de experiencia? No hacía falta: bastaban dos días de cursillo exprés y un par de maquinas milagrosas. Los fabricantes vendían todo: chapas, herramientas, accesorios y hasta aire acondicionado entre chapa y soporte, con su lamina separadora milagrosa. Todo un sistema pensado para que cualquier ignorante se sintiera zinquero profesional. El resultado fue previsible: un mercado sectario, con beneficios colosales y cubiertas condenadas desde el primer día. Pero, oye, las hojas de pedido se firmaban felices.

 Catástrofe programada

Hoy los datos son claros: prácticamente el 100% de las cubiertas instaladas con estos sistemas están dando problemas. Y no problemas simpáticos: hablamos de corrosiones galvánicas, condensaciones internas, chapas alabeadas como acordeones y filtraciones eternas. En resumen: edificios que nacen ruinas, estrenando la primera década con un funeral técnico. Todo esto bendecido por manuales de instalación que parecen redactados por un publicista con delirios de grandeza: mucho brillo, cero eficacia. Chapas larguísimas, soportes incompatibles, laminas separadoras que convierten la humedad en piscina olímpica. Pero todo muy bonito en la foto del catalogo, por supuesto.

 Teatro judicial y silencio cómplices

Cuando los pleitos llegan a los tribunales, se abre el circo: fabricantes culpan a instaladores, instaladores culpan a fabricantes, distribuidores desaparecen como fantasmas y los propietarios observan la ruina con cara de incredulidad. Mientras tanto, el zinc, siempre inocente, paga el pato. Yo mismo he visto peritos subirse a una cubierta sin conocer el coeficiente de dilatación del zinc. Si, en juicio. Dictaminando sobre algo de lo que no saben lo más elemental. Eso no es pericia: es comedia de improvisación profesional. Los fabricantes, claro, destinan más presupuesto a marketing que a ensayos de durabilidad. Y los facultativos miran hacia otro lado: “nos dejamos asesorar por el fabricante”. Traducido: “no tengo ni idea, pero el comercial me dijo que iba bien”.

El remate grotesco

Y aquí llega la joya de la ironía: muchas cubiertas arruinadas se rehacen… con el mismo zinc. Pero -oh, sorpresa!- esta vez prescindiendo de los sistemas modernos que las condenaron, regresando a los métodos ancestrales que funcionaron durante más de un siglo. Y, claro, funciona. Quien lo hubiera dicho! Es como descubrir que el agua moja: todos lo sabíamos, pero parecía que necesitábamos un desastre nacional para recordarlo.

Conclusión: entre el sarcasmo y la evidencia

El zinc sigue siendo noble, generoso y duradero. Lo que falla no es el material, sino nuestra obsesión por reinventar lo obvio con marketing y cursos exprés. Como perito forense, lo digo con todas las letras: el zinc funciona cuando se respeta. Cuando se traiciona su naturaleza, se convierte en espectáculo tragicómico. El colmo final es que seguimos repitiendo errores, pero con un brillo nuevo en el catalogo y la promesa de “material que todo lo puede”. Repetir lo mismo esperando un resultado distinto no es innovación: es estafa técnica. Y un chiste muy caro.

Manuel Álvarez

GENIAL, REPARACIÓN DE CHAPA DE ZINC CON MASILLA Y MANGA PASTELERA.

Cada cierto tiempo aparece en internet algún iluminado que decide enseñar  “como se repara  una cubierta o un remate de zinc… y ahí lo tienes: bote de masilla en mano, sonrisa de tutorial y una buena dosis de cara dura. Si existiera un ranking mundial de las chapuza, esta práctica sería campeona indiscutible.

El zinc no perdona a los incompetentes

El zinc es un material serio, noble y exigente. Se trabaja con plegados, engatillados y estañados. Cuando toca reparar, con soldadura a estaño. ¿Por qué? porque así se garantiza estanqueidad, durabilidad y oficio.

Pero claro, como el estaño requiere de aprender a practicar y dominar la técnica, más de uno se rinde y abre el bote de masilla. Untan como  quien unta mantequilla, solo le falta la manga pastelera, y hala: “Problema solucionado”. Eso sí, hasta que llueve y la cubierta empieza a filtrar  como un colador. Entonces el cliente descubre que ha pagado por una farsa con fecha de caducidad.

Lo que en realidad consigue la masilla

Ocultar la incompetencia

– Acelerar  la ruina de la cubierta : el zinc se mueve, la masilla se raja

– Dar falsa seguridad al propietario, que cree que su problema está resuelto.

– Convertir una avería puntual en un destrozo generalizado.

En resumen: La masilla no repara, la masilla engaña.

Lo peor: se difunde como ejemplo

Y como desfachatez no tienen límites, estas “Obras maestras” de la cutrez se graban, se suben a redes y se difunden con si fuera la panacea. Tutoriales que debería titularse: “Como destrozar una cubierta en 5 minutos”

Rotura en la chapa de zinc
preparación de la pieza de relleno
colocación de la pieza de relleno sobre la masilla
El operario tiene la cara dura de compartir su éxito

¿Y las asociaciones?

Silencio absoluto. Ni un comunicado, ni una denuncia, ni un mísero “esto no se hace” ¿Será que el gremio prefiere mirar hacia otro lado mientras el oficio se degrada con esas aberraciones?

Conclusión ( con toda la crudeza)

La reparación de cubierta o remates de zinc con masilla no es una reparación: es una estafa descarada. Una práctica que degrada el oficio, destroza al material y engaña al cliente.

Quien lo hace carece de escrúpulos, no merece llamarse profesional. y quien lo publica con orgullo debería figurar el el museo universal de la chapuza, con un cartel bien grande: “Ejemplo de lo que jamás debe hacerse”

El zinc se respeta. y respetarlo significa estaño, conocimiento y oficio. Todo lo demás es basura disfrazada de solución.

Manuel Álvarez

Nota: Las imágenes han sido tomadas de la red linkedin: https://www.linkedin.com/feed/update/urn:li:activity:7371407131532550144/?commentUrn=urn%3Ali%3Acomment%3A(ugcPost%3A7371267849677471744%2C7372563375425396736)&dashCommentUrn=urn%3Ali%3Afsd_comment%3A(7372563375425396736%2Curn%3Ali%3AugcPost%3A7371267849677471744)

   

EL ZINC CUBRE VAGONES DE CARGA DESTINADOS A APARTAMENTOS EN LA SIERRA DE MADRID

DE VÍAS A HOGARES: EL ZINC COMO SELLO DE ELEGANCIA EN LA RESTAURACIÓN DE VAGONES DE CARGA

En una finca rodeada de vegetación, a más de mil metros de altitud en la Sierra de Madrid, cinco antiguos vagones de carga ferroviaria están viviendo una segunda vida. Donde antes se transportaban mercancías, pronto se escuchará el murmullo doméstico de quienes habiten unos apartamentos singulares, cargados de historia y carácter. El proyecto no solo recupera un elemento patrimonial industrial, sino que lo reinterpreta para el presente, y lo hace con un material que imprime personalidad y calidad desde la primera mirada: el zinc natural.

EL ZINC: TRADICIÓN CENTENARIA Y MODERNIDAD DISCRETA

El zinc es uno de esos materiales que han sabido ganarse un lugar privilegiado en la arquitectura. Desde los icónicos tejados de París hasta cubiertas y fachadas de vanguardia, ha demostrado una durabilidad excepcional y una estética que envejece con elegancia. Su resistencia a la corrosión, incluso en entornos exigentes, y su capacidad para desarrollar una pátina protectora con el tiempo, lo convierten en una elección técnica impecable.

En este proyecto, el uso del zinc natural no es casual: responde tanto a razones prácticas como estéticas. En plena sierra, con fuertes oscilaciones térmicas y alta humedad ambiental, el zinc garantiza un comportamiento estable durante décadas, sin renunciar a un aspecto noble y atemporal.

TÉCNICA, PRECISIÓN Y OFICIO

La cubierta de un vagón ferroviario presenta retos singulares: una estructura metálica curva, longitudes limitadas y una integración visual que respete la esencia del objeto original. La estructura de cubierta se ha reproducido con rastreles, aislamiento y entablado de madera de pino, logrando así una curvatura perfecta.

Las chapas de zinc se trabajan mediante el sistema tradicional de junta alzada, que asegura estanqueidad y flexibilidad, permitiendo que el material se adapte a la geometría de la cubierta sin tensiones innecesarias. Cada chapa, cada pliegue, cada fijación está previamente pensada para resistir tanto la lluvia fina como las nevadas serranas, sin sacrificar la limpieza visual. El trabajo es puramente artesanal, y aquí es determinante: el zinc no perdona errores, y su correcta instalación exige manos expertas y suma atención al detalle.

 

ELEGANCIA QUE DIALOGA CON EL PAISAJE

 

El brillo inicial del zinc, suave y metálico, irá transformándose con los años en una pátina gris mate que armoniza con la vegetación y las tonalidades terrosas del entorno. Este cambio, lejos de ser un desgaste, es parte de su belleza: cada cubierta contará su propia historia, marcada por el clima y el tiempo.

A diferencia de otros materiales, el zinc no necesita revestimientos artificiales para mantener su atractivo. Es un acabado honesto, que se muestra tal cual es y que, con el paso del tiempo, solo gana carácter.

UN FUTURO CON MEMORIA

La restauración de estos vagones no es solo una operación de arquitectura; es un ejercicio de respeto por el pasado y visión para el futuro. La cubierta de zinc natural no se limita a proteger el interior: es la pieza que unifica el proyecto, la que define su silueta y la que, silenciosamente, garantiza que estos nuevos hogares sigan respirando historia durante muchas décadas.

En este rincón de la Sierra de Madrid, el zinc ha encontrado un nuevo papel: ser la piel noble de un tren que ya no corre por raíles, pero que sigue viajando en el tiempo y deleitando a quienes, por casualidad o a propósito, se acerquen a visitarlo.

Manuel Álvarez Sández

CUBIERTAS DE CHAPA DE ZINC

 

El zinc, se utiliza  en construcción como material de cobertura desde hace muchísimos años, si bien en las últimas décadas su empleo ha sido masivo al menos en nuestro país.

Antaño, se empleaba la chapa de zinc para la cubrición de edificios muy singulares y ornamentaciones destacadas, curiosamente se observa más en ciudades portuarias, quizá por las facilidades del transporte y la importación de otras culturas.

La instalación, antiguamente era muy artesanal, las ornamentaciones eran de serie, estampados idénticos que se repetían  en la mayoría de los ornamentos incluso fuera de nuestras fronteras. Diferentes culturas arquitectónicas   han utilizado mucho el zinc en sus edificios emblemáticos, tanto para cubrirlos como para adornarlos con majestuosas cúpulas y chapiteles. Podemos contemplar algunas edificaciones muy antiguas cubiertas con chapas de zinc romboidales o de pico,  que en la actualidad están intactas, lo que viene a significar que el zinc es metal fiable.

En España, a diferencia de otros países con más cultura en la instalación, el trabajo de colocar el zinc se reservaba a los ojalateros, por aquello de que sabían estañar y contaban en sus talleres con algunas herramientas con las que podían manufacturar las chapas, generalmente alguna plegadora. El empleo principal era en canalones, bajantes y escasas cubiertas de chapiteles, miradores, fachadas o algún que otro palco ornamentado en plazas públicas.

En otros países, si podemos ver edificios muy antiguos cubiertos totalmente con zinc.

Curiosamente, en España, hasta hace unos años  hemos contado con una importante fabrica de zinc, concretamente en Lugones, la que se llamo Asturiana de zinc, allí,  se laminaba y se servía en chapas de 200×100 cm. y se sellaban con los nº 10,12 y 14,

El bum de construcción que hemos vivido, trajo consigo el empleo masivo de materiales que apenas antes se empleaban. El Zinc, sin lugar a dudas, se adapta a cualquier tipo de construcción y no deja de aportar cierta identidad asociada con la calidad. A la vez que se promocionaba  el empleo de zinc en cubiertas, empezaron a aparecer máquinas, herramientas, diferentes ofertas de acabados y accesorios, que los mismos vendedores facilitaban a los espontáneos instaladores.   La falta de oficio y escasa cultura en el conocimiento del comportamiento del metal, no tardo en dejarse notar con resultados muy negativos incluso la ruina de muchas cubiertas.

A la hora de planificar una cubierta de chapa de zinc, es conveniente tener en cuenta algunos factores,  por ejemplo: la ubicación de la edificación, su complejidad y muy importante el soporte, entendiendo este último como elemento con el que la chapa va a estar en contacto permanente. Igualmente es importante el definir bien los diversos remates y el modo de resolverlos. Partiremos de la base de que la chapa de zinc tiene muy poco grosor, tiene un coeficiente de dilatación muy alto, La dilatabilidad del zinc cambia a diferentes temperaturas.

Es de potencial negativo (-0,76) con respecto al hidrógeno, por tanto tendente a ceder electrones, por otra parte  su coeficiente de dilatación es muy alto.

Se debe de atender especialmente a procurar que las chapas gocen de libertad para moverse y su soporte sea compatible. A diferencia de lo que se suele recomendar como una cámara de ventilación efectiva, si tenemos en cuenta algunos resultados, la cámara de ventilación es de dudosa necesidad. Volvemos a insistir que es más importante que el soporte no ofrezca dudas. También se debe huir de hacer chapas demasiado largas, más recomendable es hacerlas cortas, no más allá de los 5 metros  cuidándose de que las fijaciones garanticen la movilidad. Por supuesto, los encuentros y remates, si no se pueden garantizar con pliegues, hay que utilizar estaño al 50%, jamás se deben resolver con masillas o siliconas. A ser posible la estructura ha de tener suficiente pendiente para que al menos no haya posibilidad de que quede agua estancada, pues en las zonas de estancamiento se suelen acumular residuos sólidos, estos pueden portar ácidos, a la vez que terminan siendo altamente higroscópicos y pueden provocar corrosiones en la chapa. En cubiertas que por necesidad tengan poca pendiente,se debe procurar alguna limpieza, máxime si hay vegetación arbórea cercana.

La chapa de zinc, en la actualidad, se sirve mayormente en bobinas de diferentes tonelajes, también de diferentes grosores y acabados. Con esto tenemos suficiente para proyectar el tipo de cubierta de que se nos antoje. Importante tener en cuenta que los diferentes acabados son solo  superficiales de la chapa que en teoría se van a ir degradando en el tiempo, si bien ofrecen a priori una perspectiva diferente. Si tomamos como base la chapa de zinc de acabado natural, nos referimos a metal de color plateado muy brillante, que se va a ir transformando, en su parte vista,  a consecuencia de la combinación con el  aire húmedo de la atmósfera renovada, va a ir creando una capa de carbonato básico e hidróxido, lo que tradicionalmente se llama pátina, ella va  a proteger la chapa, su color termina en un gris opaco, entendiéndolo como oscuro y sombrío.

Si tenemos en cuenta que la reacción del zinc  a la intemperie es inevitable y a la vez necesaria, pues el recubrimiento de la capa de carbonato va a ser homogénea protegiendo toda la superficie y así  a evitar las posibles agresiones atmosféricas u otras. Es de entender que la degradación de las capas de acabado no van a ser homogéneas, por tanto nos sería fácil deducir que en aquellos puntos en los que vaya quedando el zinc limpio, se van a producir la típica reacción soltando a la vez hidróxido, pero el punto que reacciona no se va a ver favorecido por otras aportaciones lo que significa que se va a ir perdiendo materia sin compensación y ello podría provocar alguna picadura, aunque esto no esté científicamente comprobado, si vemos que  los pre-patinados son más proclives a reacciones dudosas.

El SOPORTE

El soporte tiene una importancia vital para la ulterior vida del zinc, se vienen manteniendo una serie de teorías respecto al comportamiento interior de la chapa de zinc y se da como solución más fiable la de procurar una mal llamada cámara de ventilación, se suele aconsejar una lámina alveolar, con su propio nombre comercial. Por el simple hecho de dotar la parte interior de esta lamina parece ser que queda todo resuelto, pero la realidad es, en muchos casos, bien distinta, pues vamos encontrando cubiertas con corrosiones importantes y en su mayoría están dotadas de este sistema de lámina intermedia. Nuestra opinión es que estas láminas sirven únicamente para separar la chapa del soporte que generalmente suele ser tablero aglomerado. Pues es bien sabido que los tableros portan un PH muy alto en acidez y ello termina repercutiendo en la chapa si hay algún tipo de comunicación acuosa, pues ella terminará haciendo de electrolito y se formara una pila entre el tablero y la chapa, cediendo electrones el zinc y quedando con carga positiva, a la postre corrosión garantizada.

Nuestras recomendación es procurar un soporte a base de tablas de madera de pino, sabido es, por estar así demostrado, que la madera de pino esta con un PH entre 5 y 7, por ello es perfectamente compatible y se puede poner el zinc directamente sobre ella, si conviene que la tabla  este un poco separada para favorecer el paso de corrientes de aire. Se está observando que aunque se produzcan condensaciones no afectan negativamente al zinc. Sin duda que el soporte de tabla puede resultar un poco más costoso que el tablero, pero el resultado justifica con creces la diferencia de precio que pueda haber. La formula más recomendable es instalar rastreles de madera en el mimo sentido de las pendientes, estos rastreles de 40 x 30 mm.  fijados al soporte estructural, bien sea hormigón, o incluso tableros tipo sándwich, llevarán una separación entre 35 y 50 cm. Posteriormente y en sentido perpendicular se realizará el entablado con tablas de no más de 15 cm. de ancho por 22 mm. de grueso, clavadas convenientemente de tal forma que las cabezas de las puntas queden incrustadas  y separadas las tablas entre si  no más de 20 mm. De esta forma quedara garantida una cámara de aire. Se debe de tener en cuenta, que el zinc no debe de estar en contacto con otros metales, ejemplo el hierro y a ser posible se debe de evitar que reciba aguas procedentes de otros metales, pues ellas pueden transportar iones y repercutir negativamente en la chapa.

LA INSTALACIÓN

Elegiremos un grosor de chapa no exagerado, pero si abundante, se suele comercializar en muchos espesores , podemos citar  0,5, 0,65, 0,7, 0,8, 1 mm. …. 0,7 mm. puede servirnos. De aquí podemos calcular el peso por m/2 que se despejara multiplicando el espesor por la densidad. A ello le añadiremos un porcentaje dependiendo de la complejidad de la  cubierta, generalmente se viene aplicando un 25%. Si es junta de listón se puede incrementar un 5%.

La chapa de zinc para cubiertas viene regularizada, puede conducirnos a engaño algunos añadidos tales como “aleado al cobre titanio”. Lo que muchos dan en llamarlo zinc titanio, la realidad es que estos aportes en la fundición son ínfimos y lo vemos más como una cuestión de marketing. Si nos hemos percatado que no todos los fabricantes presentan la chapa con la misma textura de la misma forma que el comportamiento a la hora de irse creando la pátina no es igual en todos. Aunque en términos generales podríamos confiar en que el zinc que está en el mercado es   perfectamente apto.

Los sistemas de instalación se mueven entra la junta alzada o la junta de listón. En raras y especiales ocasiones se utiliza también la junta plana.  Ofrece cada una de ellas un aspecto muy diferenciado. Tengamos en cuenta que la junta de listón va a presentar un volumen de unos 6 cm. aproximadamente y la junta alzada  2. La junta plana se eleva 1cm. por la anchura que se le quiera dar.

 

 

La junta de listón, se llama así por llevar un rastrel de madera de 40 x 40 mm,  al que llegarán las chapas a ambos lados  plegadas en ángulo recto y posteriormente  se cubrirá el rastrel con una capota en forma de U   invertida abrazando los pliegues, el rastrel servirá a la vez para soportar las pletinas de fijación   que garantizarán el libre movimiento de las chapas. Este tipo de instalación fue el más empleado antaño. Pues era el más cómodo de trabajar con la maquinaria de la época, bastaba con una simple plegadora para hacer toda la manufacturación. Podríamos añadir que la chapa no sufría prácticamente nada en los plegados y quedaba intacta sin resquebrajamientos microscópicos, en definitiva, que podíamos dar como más fiable y duradera la instalación por el sistema de junta de listón.

La junta alzada, es la más extendida, la chapa se manufactura en   máquinas  especiales que por un sistema de rodillos la van moldeando a ambos lados de tal forma que posteriormente se pueden ir uniendo unas chapas con otras para terminar  “engatillandolas” las fijaciones se hacen con grapas que pueden ser fijas o móviles, las móviles permiten el movimiento de las chapas. Este tipo de instalación es mucho más cómoda rápida, a la vez conlleva menos material que la otra citada. Se debe tener especial cuidado a la hora de perfilar, la máquina debe de estar bien ajustada para que la chapa no sufra al irse doblando a la vez también hay que procurar que haya una temperatura más bien elevada , el mismo cuidado, en cuanto a la temperatura habrá que tener cuando se trabaje la instalación y sobre todo cuando nos dispongamos a hacer los engatillados, una temperatura baja puede facilitar la rotura del zinc. El factor temperatura, se debe de tener en cuenta sea cual sea el tipo de instalación. En épocas de invierno, cuando es necesario hacer pliegues, se suele ir calentando previamente la chapa.

La junta plana se suele utilizar para cubriciones muy especificas, de muros, aleros, techos  u otras en las que no conlleven mucho o ningún  riesgo, pues no son tan seguras como cualquiera de las otras.

Ni que decir tiene que en cualquier tipo de instalación que dispongamos hacer, se debe   procurar que las chapas gocen de plena libertad para moverse, no han de estar en contacto con otros elementos metálicos o propios de construcción, se debe de aportar algún separador, ejemplo papel de estraza,  e incluso, ante la duda aplicar  una mano de minio de plomo. Laminas de zinc, aplicadas directamente sobe ladrillos  que contengan al menos 1,4% de sales solubles en tiempo húmedo  inmediatamente se corroen, lo que se puede evitar aislando con una capa de fieltro.

Los remates han de resolverse   mediante pliegues, engafetados u  otros que garanticen la estanqueidad y por supuesto no ofrezcan riesgo de resquebrajarse. Ante la duda se puede acudir al estañado de uniones. Nunca se acudirá a resolver uniones mediante remaches, masillas o siliconas. Cualquier oficial ha de gozar de destreza y habilidad suficiente para resolver los remates debidamente con el propio material, para ello hay herramientas especiales que permiten hacer cualquier tipo de trabajo complicado con las máximas garantías.

LOS CANALONES

Especial importancia tienen los canalones en una cubierta. Creemos que por motivos estéticos, se tiende a proyectar canalones interiores,   lo que lleva implícito  asumir un importante riesgo, pues cualquier fuga va a repercutir directamente en el interior y se termina sabiendo cuando el agua se hace visible y a traspasado todo el soporte, muchas veces las fugas son ínfimas y cuando se ve la humedad ya ocasionado el gran desastre en el soporte,. Por eso hay que poner especial empeño a la hora A la hora de instalar canalones hay que poner especial empeño d máxime si son interiores o de pesebre como vulgarmente se les suele llamar.

 

El soporte del canalón ha de ser exactamente igual al que lleve el resto de la cubierta y a poder ser dotarlo de algún  elemento aislante, pues se suelen producir fuertes condensaciones. La base,  debería de ser semicircular y siempre con pendientes suficientes hacia las bajantes. Las bajantes que han de calcularse con respecto a la superficie de cubierta, entre ellas hay que hacen juntas de dilatación, si puede ser no más lejanas de 6 metros. Por comodidad, se han empleado y aún se emplean juntas de dilatación de neopreno, que consisten en una banda que embebe a ambos lados una chapa de zinc que posteriormente se suelda a las chapas de canalón, esta banda permite los movimientos de las chapas, pero hemos comprobado que no son eficaces, pues terminan rompiéndose, de modo que lo mejor es acudir al sistema tradicional que consiste en: soldar los cabezales de la chapa de canalón, dejarlos separados y cubrirlos con una posterior capota, para esto ha de haber pendiente suficiente para que el agua no se estanque. Pero de poco sirve todo esto si no atendemos a dejar holgura suficiente para que se pueda mover la chapa y a la vez no fijamos debidamente de tal forma que las chapas puedan moverse con absoluta libertad. No es raro ver canalones clavados  en vez de estañados, remachados en las uniones y con una capa de silicona.

Las uniones han de estañarse siempre con estaño al 50%.. Solemos recomendar que se hagan unos aliviaderos, que servirán para en caso de obstrucción de las bajantes el agua pueda salir libremente al exterior, pues de lo contrario entraría hacia el interior.

CANALONES COLGADOS

Respecto a los canalones colgados, pueden ser de sección redonda o cuadrada de desarrollo variables, no deberían de exceder de 35 cm. Generalmente son más estables los de sección redonda, pues no acusan tanto las deformaciones y conducen mejor el agua hasta las bajantes.

Se suelen servir en piezas de 2 metros que se irán uniendo con estaño, aunque no es raro verlos unidos con silicona, lo cual nunca se debería hacer. Hay que procurar sus juntas de dilatación, a poder ser no más lejanas de 12 metros, con lo cual entendemos que verterán tramos dos tramos de 6 metros a la misma bajante. Las juntas de deben resolver de la misma forma descrita  para los canalones de pesebre. Estos canalones van soportados por unas palomillas que describen la misma figura del canalón y van fijadas al alero, han de ser suficiente rígidas y no quedar demasiado distanciadas, 50 cm. sería lo ideal. Para resolver las esquinas, juntas de dilatación, y bajantes, existen piezas normalizadas que evitan las soldaduras en obra permitiendo así mayor agilidad en la instalación, respecto a las conexiones de bajantes, igualmente existen embocaduras especiales que evitan tener que soldar los tubos directamente contra el canalón a la vez de que permiten una mejor evacuación.

BAJANTES

Las bajantes vienen normalizadas de fábrica, de sección redonda o cuadrada, se sirven en piezas de dos o tres metros , unidas longitudinalmente mediante engatillado o electrosoldadura, son  diferentes secciones, las más empleadas son de 80 o 100 mm. han de ir acordes con la sección del canalón que empleemos. Es recomendable en la parte más cercana al canalón poner una cazoleta que a parte de ser un elemento decorativo, sirve mayormente para que en caso de atascamiento el agua se despeje por ella. En la instalación, las bajantes se embocan unas en otras y se fijan fijar a los paramentos verticales mediante abrazaderas. Es conveniente no apretarlas demasiado para que puedan moverse en caso de dilataciones.

REPARACIONES

REPARACIÓN DE CUBIERTAS DE ZINC.

¿Cuál es la causa que obliga a las reparaciones?

En teoría, una cubierta de zinc no tendría que ocasionar ningún problema y por tanto no requerir de reparaciones, pero   la realidad es bien distinta. Nadie se supone a priori, que una cubierta de chapa de zinc llegue a tener filtraciones de agua suponiéndola como funcional en el tiempo.

Concebimos el material como un material noble y duradero, que además da un aspecto singular y de carácter a cualquier edificación. Por otra parte,  hay una variada oferta de acabados que,  se amoldan a las necesidades estéticas más exigentes imaginables por cualquier facultativo de la construcción que quiera dar una nota añadida de singularidad a sus obras. ¿ pero, que está ocurriendo?.

Con el paso del tiempo,  vamos asistiendo a ritmos cada vez más agigantados a la vista de cubiertas que están dando serios problemas de agrietamientos y de corrosiones. Ello requiere de un análisis en profundidad para averiguar las principales causas y así poder llegar a remedios eficaces. Lamentablemente muchas veces se llega tarde y la solución conlleva únicamente al desmontaje integral de la cubierta y su soporte.

El zinc, está perfectamente concebido para su utilización como material de cubrición y así lo demuestran infinidad de obras realizadas por todo el mundo. Son conocidas cubiertas muy longevas y sin acusar más problemas que los típicos de cualquier cubierta, quizá que por falta de mantenimiento haya engroses de elementos sólidos sobre la cubierta o en los canalones, algún ínfimo fallo en remates complicados.

Tenemos que diferenciar esos resultados negativos provenientes de causas típicas de otros más preocupantes como pueden ser las corrosiones.

Aún en la actualidad se están resolviendo algunos remates con siliconas o masillas y sabido es que eso no funciona en el tiempo. Los remates han de hacerse con plegados o soldándolos con estaño al  50%, atendiendo siempre a las posibles dilataciones y también a un buen oficio que sepa de soldadura, pues para este tipo de .practicas hay que disponer de un buen oficio desayunado en pericia.

Vemos con frecuencia Canalones unidos con elementos sintéticos al igual que juntas de dilatación resueltas con materiales de caucho o neopreno. Estos, por lo que hemos visto en algunas zonas tienen una vida limitada no más allá de los 6 años, parecido ocurre con las juntas resueltas con sellados. Aunque también nos encontramos con soldaduras de estaño reventadas. En el primer caso, ya sabemos que las soluciones con elementos sintéticos no son las óptimas ni van acordes con la durabilidad de la chapa de zinc. En el segundo caso, cuando el estaño revienta es causa de déficit en la aplicación.

Cuando se acomete una reparación de esos elementos que no funcionan hay que recurrir a tratarlos como si fuese de origen, es decir, eliminar   los elementos que no funcionan, sanear las zonas afectada y empezar de nuevo con plegados o estañados   cueste lo que cueste, lo que nunca se debería de hacer es parchear sobre lo hecho, pues así lo único que conseguimos es agravar el problema. Pongamos un ejemplo acompañado de imágenes. Si en un canalón no funcionan las juntas selladas, eliminamos los sellados, limpiamos y soldamos debidamente y así tendremos el problema resuelto. No se debe acudir a otros elementos y claro que si se puede estañar, de no poder hacerlo se sustituye la parte afectada y se hace de nuevo. Lo mismo ocurre con los agrietamientos en las chapas. Hartos estamos de ver como se cubren con telas o pinturas, no estamos en desacuerdo con estos materiales, pero sirven para lo que sirven, no para solucionar definitivamente problemas sobre la superficie de la chapa de zinc.

Mención muy distinta meren las corrosiones de la chapa. Este asunto nos trae de cabeza, pues para entendernos, se trata de que la chapa de zinc se va descomponiendo. No vemos que muchos se atrevan a hablar de este fenómeno tan frecuente. Asistimos  en diferentes puntos de nuestra geografía a demasiadas cubiertas que acusan este fenómeno y vemos también que nadie se atreve a hablar de él. La corrosión de la chapa de zinc es el principal problema de ruina de muchas cubiertas. Ya lo hemos comentado al principio, la chapa de zinc no debería dar ni el más mínimo problema, eso sí, trabajándola en unas condiciones determinadas.

Cuando ocurre este fenómeno, ya demasiado extendido, nadie se pone de acuerdo en cual es la causa, pero la hay, claro que la hay. Lo llamativo es que la mayoría de las corrosiones, al menos las que nosotros hemos observado, son de interior a exterior. Entendemos que esto no debería de suceder cuando multitud de instaladores han seguido a pies juntos las recomendaciones de vendedores los que auguraban que con una cámara de ventilación estaba todo resuelto. Claro que sí, intermediando una lámina magistral entre tableros y chapa no habría problemas, pero el resultado es exageradamente distinto y eso se ve. ¿Cual es pues la causa? Y por otro lado ¿cabe solución a estos problemas?

Nota: Texto e imágenes  están protegidas por derechos de autor, no se autoriza el copiado ni la divulgación por ningún medio sin el permiso por escrito del propio autor.

Manuel Álvarez.

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Manuel Álvarez

PROBLEMAS QUE PUEDEN ACUSAR LAS CUBIERTAS DE ZINC

INCOMPATIBILIDADES DE LA CHAPA DE ZINC CON OTROS MEDIOS.

Si pedimos asesoramiento sobre el funcionamiento o comportamiento  de la chapa de zinc, muy poco, poco o nada nos van a decir sobre las contrariedades y para mas inri los facultativos, en su mayoría,  tienen la única información que les llega desde dossieres partidistas enmascarados en algún caso con eso del D.I.T. (documento de idoneidad técnica)
Cuando demandamos información sobre el comportamiento del zinc, Más bien nos van a hablar de lo excelente que es el material, de que sumándole algunos adyacentes, de parte,  contaremos con una cubierta eterna. Ya,ya.
¿Por qué fracasan las cubiertas de zinc hechas en unas condiciones determinadas que se conocen? 
Es curioso, pero se ha llegado a convencer de tal forma a facultativos  que algunos son capaces de proyectar cubiertas con escasa pendiente, atreviéndose a aseverar que cubriendo con chapa de zinc se asegura su impermeabilización, para eso también se atreven a decir que se deben de hacer las chapas de una sola longitud sea la que sea y para ello se basan en que algunos folletos expresan que las chapas se pueden hacer hasta de 12 metros de longitud y para asegurar aún mas se las debe de dotar de una lámina que va a cumplir dos misiones, la de “procurar una cámara de ventilación y a las vez servir como impermeable en el caso de que haya filtraciones.
Tratándose de personas de recursos, se supone que disfrutan de  conocimientos de física, pero aún siendo limitados en la materia, la simple lógica les podría aunque solo fuese disuadir de que es un error instalar chapas de más de entre 5 y siete metros. Pero bueno, siempre queda el recurso de la lámina, que “también es impermeabilizante” el caso es que si no llega la anchura de la carretera pues vamos por el arcén hasta “pegar la leche”.   Este no es un artículo científico, por eso me voy ahorrar vocabulario al respecto. Solamente decir que chapas de 7 metros de longitud en adelante corren serios riesgos de roturas y está demostrado, sí, la información es veraz. 
Si una estructura de cubierta no tiene pendiente suficiente, pues no se pone zinc y asunto concluido, que el zinc no lo puede todo, no se puede sufragar la escasa pendiente haciendo las chapas más largas. 

Cada fabricante   tiene estudiada su mejor fórmula para conseguir el objetivo que es que su producto sea el más demandado. Hablan de cubiertas frías, cubiertas calientes, zinc de diferentes características. Un amplio surtido de variedades que no deja margen a la indecisión. Es decir, que toda la información está maquinada para hacernos convencer de que siguiendo escrupulosamente las  recomendaciones vamos a obtener magníficos resultados. La realidad es muy distinta.

No hay prácticamente límites para   realizar cualquier tipo de cubierta con chapa de zinc, existen soluciones para todo, el caso es que la cubierta lleve zinc y a poder ser de la marca interesada.  La chapa de zinc para comercio, para cubiertas, se fabrica en unas condiciones y normas determinadas pero, cada fabricante parece ser que le da su toque particular y el de su casa siempre supera a los demás. En definitiva, que nunca nos van a decir que el zinc puede resultar ruinoso en breve periodo de tiempo, que puede corroerse, romperse, degradarse etc, etc, a consecuencia de elementos tales como los soportes inadecuados.   

No puede decir este autor   que el zinc no sea material apto para su utilización en cubiertas, es más, lo defiendo  como optimo y de muy buenas prestaciones. Pero siendo perfectamente servible, realizándose trabajos al dictado y consejos de fabricantes  ¿ por qué llegan a arruinarse muchas las cubiertas, por qué acusan diversidad de patologías que desembocan en imposibilidad de arreglo definitivo?

Tenemos  la magnífica oportunidad de comprobar resultados muy adversos que  llegan incluso a la ruina total de la cubierta, es decir, sin  ninguna  posibilidad de poder ser arreglados. Nuestras investigaciones nos llevan con  certeza al  origen de las patologías que venimos encontrando.
Por absurdo que parezca, tras una cubierta ruinosa, yo sigo  utilizando  la chapa de zinc para arreglar  la misma cubierta. Con esto queda despejada nuestra confianza, por el momento,  en la chapa de zinc y su empleo en cubiertas.

Al hilo de los resultados adversos; se da la circunstancia de que a la hora de pedir explicaciones sobre ciertos comportamientos, nadie sabe dar las convincentes explicaciones. Pongámonos en el caso: Una cubierta presenta cualquier anomalía, lo inmediato es una reparación exenta de la más mínima explicación. Reparaciones que por sistema se realizan sin darle la menor importancia y así se utilizan mayormente engrudos de masillas, siliconas o cualquier cosa que pueda pegarse a fin de tapar la grieta. Es decir, no se analiza el porqué se produjo la grieta, por tanto no se puede predecir el alcance final.
El deslumbramiento de tener una cubierta de zinc como algo de incuestionable calidad, ya que así nos lo han vendido,  conlleva a la comodidad, muchas veces confusa, de pesar que tenemos algo  inmaculado que de ningún modo nos va a acarrear problemas,   no siempre es así. La confianza nos descuida de hacer cualquier tipo de exploración o visualización de mantenimiento hasta que llega la sorpresa.

La chapa de zinc únicamente va a acusar defectos derivados de una mala ejecución, de incompatibilidades con los adyacentes y los menos causados por elementos que pueda portar la atmósfera y así definimos: mala ejecución como falta de oficio o incuria a la hora de ejecutar los trabajos. Incompatibilidades como contacto  de la chapa de zinc con elementos que van a provocar interacciones o formación de pilas en las que el zinc actúa como ánodo, elementos que pueda portar la atmósfera como ácidos volátiles orgánicos que depositados sobre la chapa interaccionen con ella provocando la corrosión.
Las consecuencias de los defectos mencionados son siempre la perdida, por zonas, de la impermeabilidad de la cubierta. En cualquiera de los casos, las patologías son de avance muy lento y comienzan por microscópicas fisuras, picaduras roturas que van a permitir tímidas filtraciones de agua que se suelen quedar custodiadas en las láminas que nos suelen recomendar, es decir, que no nos preocupan ya que ni las conocemos. Estas micro patologías van a iniciar un proceso de desgaste en la chapa progresando en aumento permitiendo cada vez más paso de agua, la que llega a vislumbrarse en el interior de las habitaciones. Sucediendo esto comienza el calvario de las reparaciones, que se irán sucediendo hasta terminar asumiendo la retirada de la cubierta ya que nadie sabe o quiere decir que pasó. El instalador que si el Arquitecto, el Arquitecto que si el fabricante, el fabricante que si el instalador. Todo son excusas con tal de no asumir que se hizo una mala planificación y se realizó la cubierta de forma inadecuada . En la mayoría de los casos se tiene que cargar con el daño el mismo que lo sufre, es decir, la propiedad. 

la chapa de zinc reúne todas las características de servivilidad si se instala siguiendo las recomendaciones de quien lo vende o instala ¿qué motivos le llevan a la ruina? si existe el daño existe la causa,  por tanto  se tiene que conocer  y darla a conocer a riesgo de lo que ello conlleve.

Por los datos que tenemos, contamos con  la certeza de la incompatibilidad de las chapa de zinc con algunos elementos muy utilizados en las cubiertas. Tengamos en cuenta del escaso grosor de la hoja de zinc, se vienen empleando grosores mayormente de 0,65 mm. Cualquier merma de masa que se provoque en la chapa, debilita sustancialmente su resistencia. Si hablamos de corrosiones, hablamos de mordeduras que con su solo inicio, por el escaso grosor de la hoja,  pueden ser suficientes para originar una pequeña perforación. Evidente que a más grosor más tardanza en la perforación, entendiendo así que el grosor no exime de las incompatibilidades, en cualquier caso en raras veces se va a llegar a un grosor máximo de 0,8 mm.

Entre las más destacadas patologías nos encontramos las corrosiones. Hemos escrito multitud de artículos en la línea de las corrosiones en la chapa de zinc y porque se producen. Cierto es que los orígenes de las corrosiones pueden ser distintos pero siempre prima la incompatibilidad.

Hay algo que llama la atención:  Recomiendan que el zinc ha de tener una cámara de aire interior que  se procurará con las más variopintas láminas, algunos la mencionan como imprescindible, llama igualmente la atención que se promocionen las láminas adornándolas de majestuosidades, bueno que si no llevase lámina no pasaría nada, ya que existe zinc acabado por su parte interior con film que aseguran con absolutas garantías. A todo esto se las llama cubiertas frías, calientes y no sé si estarán en marcha las templadas. El caso, y ya lo comente, es que para el que lo vende, el zinc no tiene límites.  Si no se pone la lámina, que vale una pasta, hay que poner el zinc con film interior que también vale una pasta. Todo esto se traduce, a mínima reflexión, que es sabido que en la parte interior del zinc, en la cámara oculta,  algún fenómeno se produce y de no protegerse  adecuadamente la chapa se arruina y claro, proteger adecuadamente la chapa aporta muy buenos beneficios económicos a quienes la venden , ya que sus láminas son las mejores y al instalador le reportan  un buen repunte. ¿y si dijésemos que otrora no se conocían las láminas, que hacían cubiertas desde la absoluta austeridad,  sin sofisticados artilugios y que las cubiertas duraban más que las de  ahora? Ellos, nuestros predecesores,  instalaban zinc natural sin más y ahí están aún sus obras, eso sí, procuraban un buen soporte, un soporte compatible y se cuidaban de hacer excelentes soldaduras de estaño ya que no conocían las masillas, masillas   hasta tal punto empleadas  que forman parte del atuendo de muchos instaladores que han cambiado el soplete de estañar  por la máquina de aplicar masillas.
El zinc, demostrado está que es incompatible con los ácidos, también con las bases  y ahí está una de las claves.

Nota: Se prohíbe el copiado o difusión de este articulo e imágenes sin permiso por escrito del autor.

Manuel Álvarez

DISFUNCIÓN EN LAS CUBIERTAS

Multitud de cubiertas están dando serios problemas. Se conoce la causa. ¿a qué se debe que se siga prescribiendo la misma metodología de montaje que las lleva a la ruina?

Mantengo que el principal de las cubiertas de zinc, cobre o plomo son los soportes. No se entiende cómo en la actualidad se siguen instalando cubiertas con la extendida formula de soporte con  tableros prefabricados,láminas, a pesar de conocerse multitud de casos de ruina y haber sentencias firmes que se pronuncian en el sentido de que ciertos tipos de soportes pueden avocar una cubierta a su disfunción total.

la cubierta o tejado como vulgarmente se la llama,  es una las partes más significativas e importantes para preservar la vida del edificio ya que lo cobija, por eso, ha de estar de perpetuo a pleno rendimiento. Técnicos, promotores, propietarios,  ponen su máximo empeño en proteger las obras sin escatimar. Los fabricantes no dejan de innovar  sus   materiales  minuciosamente para destacar en novedades, lo que hace creíbles sus portentosas campañas de marketing para ponerlos en el mercado. Me atrevo a decir que se destinan más recursos en estudiar minuciosamente las campañas de promoción o marketing, que a comprobar cómo se utilizan los materiales y a cómo van respondiendo en el tiempo una vez puestos en servicio. Ellos, los fabricantes, son quienes deben de conocer a fondo las prestaciones de lo que fabrican y si por causas ajenas no responden como deben, ponerlo en conocimiento de quien proceda e informar de como se deben utilizar sus materiales para que presten el servicio que promulgan en  sus informaciones.

Se suele decir; se retiró la cubierta a x años, 5, 10,15. Se da por hecho que duró esos años y no es cierto. Las alteraciones comienzan mucho antes de que se concluya que hay que recogerla, generalmente cierto tipo de patologías comienzan durante los dos o tres primeros años. Precisando, se puede decir que algunas reacciones empiezan a la vez que se hace instalación , el comienzo de algunos fenómenos patológicos es  siempre es muy lento e invisible para el lego, el forense si lo ve. Una vez que el fenómeno ruinógeno es visible  avanza a ritmo agigantado, de ahí nuestra recomendación de auditar las cubiertas durante su instalación, quede no hacerlo, no deberían de pasar más de de los 3 o 5 primeros años . Tomemos conciencia de  que si la cubierta nace con cierto tipo de vicios, su reparación resultará imposible.
En ocasiones, ya se instalan los metales contaminados, debido a incidencia de fenómenos meteorológicos por proteger los metales indebidamente, o simplemente si el metal se sirve en bobinas almacenarlas en sitios húmedos,  manipulaciones improcedentes, acopiados indebidos. En el caso del zinc, que es el más vulnerable, hay  que seguir unas serie de requisitos indispensables tanto en su manufacturación como en su almacenaje,   si por cualquier causa se contamina, el avance será imparable. Lo principal a tener en cuenta es no protegerlo de la lluvia o de la humedad con plásticos y menos dejar que las chapas entren en contacto con él ya que lo pueden fulminar en muy breve espacio de tiempo.

Es inconcebible, que los metales zinc, cobre plomo, siendo de máxima calidad, a los pocos años exijan de reparaciones por roturas, corrosiones, o se desplacen de sus asientos, o que se pudran los soportes ( soportes son los tableros u otros elementos sobre los que van asentados)   Es muy difícil darse cuenta de la ruina hasta el momento en que está tan extendida que la mayor parte de las veces ya no tiene remedio. Muy fácil de entender, si el metal, por lo que sea permite filtraciones de agua , suele haber una lámina o incluso dos por debajo que va a evitar a priori que la humedad sea visible a menos que se produzca en zonas concretas con vía directa a puntos de visión. Además otros elementos que conforman el soporte van incluso absorber pequeñas cantidades de agua, de ahí que aunque haya permeabilidad nadie se entere..
Es cierto que algo extraordinario está pasando con las cubiertas . Exige de debate , pero nadie se atreve a sacar a la luz el innumerable número de ellas   que presentan patologías ruinosas, ¿porqué?.   ¿qué ocurre para que tantas cubiertas de cobre, de zinc, de plomo presenten estado ruinoso o salgan desplazadas?  la respuesta es muy simple, están mal hechas, aunque se hayan hecho a dictado de “autorizados”.

Retirada de cubierta de zinc. Imagen cedida por El Correo Gallego

Hasta se puede llegar a entender que algunas fórmulas que se hayan dado como buenas resulten fallidas, todo está sometido a experimentación . Lo temerario, imprudente , aberrante o como se le quiera llamar, es que se sigan haciendo las cosas siguiendo las mismas formulas  que verazmente se sabe que no funcionan, cuando hay otras  que ya están experimentadas y si funcionan. Si se utilizan métodos que demostradamente no funcionan , sencillamente hay que retirarlos y no seguirlos recomendando como si nada pasara.

A qué responde ese empeño de seguir recomendado u ocultar, que a la postre es lo mismo, que determinados métodos de instalación son  ineficaces.  Me toca diagnosticar tajantemente la retirada de cubiertas, pero aún falta la primera que haya puesto en duda el material principal, recomiendo que se vuelvan a realizar con el mismo metal, eso sí, algo hay que modificar ya que de lo contrario se cometerá  el mismo error.
Una pregunta que se me hace a menudo, ¿porqué los fabricantes siguen recomendando sistemas que el experto dice que no funcionan?.  Se me ocurre que tendrían que asumir el alguna responsabilidad y el paso del tiempo juega a favor. Si surge alguna reclamación siempre queda el recurso de endosarle responsabilidad al instalador.
Más allá que los equipos de estudio en fábrica, es el experto quien conoce la verdadera respuesta de los materiales, ya que él los observa, está  al tanto de su comportamiento a través de los años, necesita de estudio, de observaciones, de infinidad de  circunstancias   para llegar a conclusiones certeras. Hay que visitar muchas cubiertas, subirse a ellas, trabajar en ellas para poder predecir con autoridad o ponerle nombre a las patologías que tanto abundan. Pero aún así, sigue pudiendo más el catálogo partidista que la voz del experto aunque nadie manifestándose la ponga en duda.
Sin dejar de lado otros como incuria o instalaciones mal planificadas,  son en mayoría  los “paquetes” de soporte los que están arruinando muchas cubiertas, bien abocándolas a la corrosión, bien destruyéndose ellos mismos dejando libre el material que se fija a ellos, ahí juegan un papel determinante las láminas esas que llaman de ventilación ¿qué tendrán para ser tan aconsejables? para generar terror si no se ponen.

Resulta que hay varios tipos de láminas en el mercado de esas que promocionan los fabricantes, vienen cargadas de literatura técnica, tienen unos nombres muy raros que los facultativos e instaladores bien conocen, pero si son tan buenas y necesarias ya que las recomienda el fabricante, ¿ cómo sus fieles instaladores se la juegan instalando otros tipos de lámina tradicionales como son la tal llamada drenante, esa que se utiliza en muros de contención o suelos, precisamente para drenar ? Tiene una respuesta,  puede ser que de más beneficio económico, más baratas sí que es y si se cobra lo mismo hay más margen ¿o no?

Se dice que la lámina es para ventilar el zinc por su cara interior, además es impermeable y aún con todo eso, hay ocasiones en las que se añade otra lámina más a la que se la llama barrera de vapor, es decir, que con tanta lámina ya puede perforarse el metal o  desaparecer que no se entera ni dios. De hecho, muchas veces el metal sale a trozos y queda la lámina supliéndolo hasta que se pudre la lámina o el soporte sólido.

Chapa de cobre sobre soporte de tablero y lámina drenante.

Se suelen dar varios casos,  primero que al poco de entregarse la cubierta se manifieste alguna humedad,  segundo que esas humedades sigan manifestándose después de haberse reparado,  tercero que por alguna circunstancia casual se vea el material corroído, en ocasiones pueden aparecer pequeños trozos de zinc por los suelos, cuarto  hay casos más críticos en los que la cubierta presenta perfecto estado  y por serendipia se ve, no que corre riesgo, sino que va a   salir desplazada, no solo la cubierta incluso la estructura cuando se trata de tableros portantes.

Reparaciones sucesivas en cubierta de chapa de cobre.

Ante los casos mencionados ¿cómo se reacciona? Al primero y segundo; se suele llamar al que instaló la cubierta, este acude y pone algún remedio que casi siempre al cabo de poco tiempo deja de funcionar y la gotera continua, se vuelve a llamar e igual vuelve a actuar sobre lo hecho con apósitos que se irán sucediendo hasta que llega la desesperación y es cuando se llama al experto que casi siempre termina diagnosticado la retirada.

Disponiéndose a reparar una cubierta de chapa de zinc con telas asfálticas.

Al tercero caso la reacción es más confusa por desesperante, se llama a un especialista de catálogo  y ahí llega el de los productos milagrosos.  láminas impermeables, pinturas o lo que se le ocurra, que van a aplicar sobre lo primitivo.  Lo que era una cubierta de calidad pasa a ser un vulgar parcheado a base de láminas impermeables, pinturas o lo que se le ocurra al alquimista.

Cubierta de chapa de cobre colocada sobre tablero sándwich y lámina intermedia.

En cuarto caso, la reacción es compleja por difícil de entender lo que ocurre, acarrea elevados costes, además de precisos estudios de ingeniería para entender lo que sucede y la búsqueda de solución efectiva. la solución efectiva es la que se debió adoptar cuando se hizo la cubierta . Muchas veces toca rehacer ya no solo la cubierta, sino que lleva pareja la propia estructura.

El paquete de cubierta se suele prescribir más o menos  así: chapa x instalada por el sistema x puesta sobre tablero x con una lámina de nódulos de polietileno de alta densidad tipo x para favorecer la ventilación interior de la chapa x . Esto sería lo básico. La clave está en el tablero y la lámina.
En ocasiones se trabaja con tableros tipo Sándwich, en este caso el sándwich ya porta el tablero, se suele prescribir una lámina o barrera de vapor que va directamente sobre el tablero y sobre ella la lámina de nódulos. ( me he encontrado casos que se coloca la chapa directamente sobre la primera lámina)  La clave vuelve a estar en el tablero y la lámina.

Otra fórmula puede ser: rastreles de madera, aislamiento entre los rastreles y la lámina, los rastreles se ponen a propósito de fijar a ellos la chapa. la clave vuelve a estar en la lámina.

Zinc instalado directamente sobre lámina lisa.

En cualquiera de los casos mencionados siempre está presente la lámina, no falla. Y eso a propósito de que la chapa goce de “ventilación interior” . Hay muchos casos en que se pasa por alto lo de la cámara de ventilación y se pone una lámina x lisa, el caso es que la lleve.   ¿no se asevera que la chapa de zinc por ejemplo tiene que tener cámara de ventilación?. ¿porqué no se la puso una lámina que la genere?

La imagen anterior  es ejemplo de una urbanización que se hizo toda ella con este mismo sistema.

Chapa de plomo que se entra en corrosión en menos de dos meses
Chapa de zinc puesta directamente sobre lámina lísa
Fijación corroída. Soporte de tablero y lámina

Las láminas sirven principalmente para separar los metales de los elementos incompatibles como pueden ser los tableros, para eso sirven, en el caso de láminas lisas, por sus componentes van a fulminar sobre todo al zinc, incluso al plomo.
En el caso del zinc, que puede considerarse el más reactivo, aún llevando lámina separadora, no podemos olvidar que va a ir fijado mediante grapas al tablero base. los tableros, por sus componentes, tienen una acidez muy alta y basta que se humecten las grapas para que se forme un electrolito y ya está el lío montado.

Chapa de zinc puesta sobre tablero y lámina

Hemos de considerar que las láminas, sean las que sean, son impermeables y van a impedir cualquier la salida de  concentración de gas, vapor o aire húmedo que se concentre entre ellas y el tablero y eso trae como consecuencia la degradación de los tableros u otros elementos de fijación como pueden ser rastreles. la degradación del soporte, no solo desestabiliza la planimetría de la cubierta, a su vez la deja suelta pudiendo ser arrancada o incluso deslizarse. Es tal la degradación en algunos casos que llegan a desintegrarse por completo los tableros incluso sus herrajes cuando se trata de tableros tipo Sándwich.

Entablado de madera para cubierta de zinc
Cubierta de cobre sobre entablado ( antes sobre tablero y lámina)

Puedo abundar mucho más en explicaciones, aunque ante lo ya dicho se puede entender perfectamente cual es la causa principal de la disfunción de las cubiertas. Pero, ¿qué otras fórmulas  existen que no avoquen a problemas ? Hay una, la más económica,  que además la avalan años y años y da gusto ver un entablado homogéneo, casi invita a dejarlo sin cubrir,  Tan simple como un entablado de madera de pino y ni láminas ni “farrapos de gaita” la chapa se coloca sobre la tabla y listo.

Si por cualquier causa se produce una gotera, que no tiene porque haberla, se verá enseguida, se repara y asunto concluido.

Chapa de zinc sobre papel de estraza

Hay ocasiones que conviene poner un separador entre las chapas y el soporte por motivos que no vienen aquí al caso ya que merecen de explicación muy detallada.  Ante situaciones en las que se necesite separar la chapa del soporte la formula más recomendable es simple papel de estraza de no haber cartón embreado, útil, económico y eficaz.

Manuel Álvarez

 

LA CUBIERTA DEL CONSERVATORIO DE SANTIAGO DE COMPOSTELA NO RESISTE A LA FUERZA DEL VIENTO

No nos podemos conformar con que el viento fue el causante de que parte de  la cubierta se desplazase.

De antemano agradezco a El Correo Gallego por autorizarme a utilizar sus imágenes,  las   que van a ilustrar este artículo.

Vista de la chapa y lámina junto con los rastreles de fijación, cara interior. (correo Gallego)

Hay que escudriñar en cual fue realmente la causa del evidente siniestro.

Retirada de la cubierta (correo Gallego)
Retirada del paquete compactado ( Correo gallego)
Vista general de toda la cubierta

Si bien el bien el viento fue factor determinante. Se trata de un edificio de gran envergadura, de un edificio singular que a buen seguro se construyo con las mejores garantías, cobijado por una cubierta singular de zinc, que a juicio de este autor, su sistema de instalación carece de calidad y  no va a acorde con la magnitud y diseño de la estructura. No se puede confiar a unos simples rastreles la seguridad de toda una cubierta.
Saben bien algunos que hay por la zona cubiertas instaladas de forma similar , por tanto, lo mismo que paso puede volver a pasar en cualquier otro momento, a alguna me consta que se    ha llegado a tiempo y se ha retirado  antes de que se desprendiese.

Se ve el canalón y sus respectivos ganchos fijados a los rastreles (Correo Gallego)
Conjunto completo, chapa, lámina, rastreles, canalón. ( Correo Gallego)

No siempre un periodista gráfico eficiente llega a tiempo y por eso algunos casos pasan desapercibidos, por no darse a conocer al vulgo, pero existen muchos casos  y existen también en Santiago de Compostela.
Hay que felicitar al fotógrafo , posiblemente haya querido plasmar solamente la magnitud del siniestro, que lo consiguió con creces. Pero, quizás por serendipia, consiguió un reportaje de gran valor para el estudio  forense,  al menos a este autor le sirven  para ver nítidamente  el porqué del siniestro.
Con ironía me comentaba un facultativo a la vista de cómo están retorcidas las chapas  “parece un diseño de Frank GehrY”

Chapas encartonadas (Correo Gallego)

las imágenes hablan por sí solas, no pueden ser más expresivas para dar a entender la   magnitud catastrófica. Lo primero que se vendrá a la imaginación del profano o incluso algún técnico, es; “Menudo temporal tan extremo que tuvo que haber para que sucediese tal percance” nada menos que arrancó parte de una cubierta.
(A juzgar por lo que yo  veo, la cubierta es  de zinc, zinc pre-patinado).  El caso es que el culpable del desastre fue ” el viento” que dio un empujoncito.  Si consultásemos a alguien autorizado, nos diría que las cubiertas de estas características  resisten rachas de viento mucho más fuertes que la que trajo el “Kirk”.  los fabricantes, los que venden garantizan que las cubiertas de chapa de zinc resisten fuertes temporales y así es. Se conocen cubiertas   realizadas en zonas mucho más críticas y están funcionando desde hace muchos años. Pero, entonces, ¿cómo se explica lo sucedido?, además que, está cubierta que nos incumbe, no está tan expuesta, mucho más lo están las torres de la Catedral. El caso es que se levanto hasta el canalón que estaba fijado mediante ganchos a los rastreles.

Por otra parte y concretamente, la zona Santiago, a Coruña cuenta con excelentes profesionales del sector, que presumen de años y años de profesión. Un pequeño dato, años y años en el sector dan para mucho y cuidado que se   puede “revolver el gato”, es decir, que lo que no se hace bien termina acarreando estos resultados. El viento solo empuja y si lo que encuentra no opone resistencia o está débil se lo lleva.

Está claro de que a esta cubierta solo le hacía falta un fenómeno como el acontecido para que se desencajase, un pequeño empujoncito, suerte que no salió desplazada,  como lo hicieron las planchas de aislamiento.
al  técnico no se le puede colar   que el viento fue el causante, el viento solo empujo algo que por precario no resistió y todo debido a que la planificación para su instalación fue inadecuada. Es decir, que la cubierta nació viciada.
La gran pregunta ¿cómo se explica lo sucedido? Las imágenes no dejan dudas de como ha sido instalada la chapa. Debería ser quien   diseño el sistema el que razonase técnicamente que  razones le llevaron a hacerla de esa manera tan simple y dudosa.

No hace falta recurrir a estudios ingenieriles complejos, al fin solo es una cubierta. Solo harían falta unos pequeños ensayos de fuerza y unos mínimos conocimientos de física para comprender que una instalación así no reúne garantías a posteriori. Entre otras cosas, repito lo temerario de confiar la fijación de las chapas a un simple rastrel. Puede parecer todo muy simple, pero si se entrase  a desgranar con precisión el porqué de lo acontecido se articularía una tesis

Son muchos los artículos que llevo escrito hablando de los soportes, ejemplarizando que   ellos son, en mayoría, la cusa de ruina de las cubiertas de zinc, cobre o plomo. Pero, aún no sé porqué o a que intereses obedece el que se sigan haciendo cubiertas sobre soportes demostrablemente inadecuados.
Con demasiada frecuencia estoy haciendo peritajes de cubiertas a las que el mal estado o su obligada retirada se debe única y exclusivamente a la ineficacia del soporte. Cuando digo soporte, me refiero a sobre lo que está instalado el zinc, si, para entendernos, lo que está por debajo, lo que no se ve; rastreles tableros, láminas. Algunas ni tan siquiera tablero, eso sí la lámina que no falte.  En esta que nos incumbe, se ve claramente como las chapas son arrancadas junto con el rastrel de fijación (en este caso no hay tableros, se utiliza el aislamiento cómo elemento de apoyo), rastrel que aún estando bien podría ofrecer dudas a menos que las fijaciones de los mismos al elemento soporte fuesen muy firmes y no susceptibles de degradación.
Que a nadie le quepa duda de que si los rastreles acompañan a la chapa en el arranque, es porque fallaron  y si los vemos servibles lo que fallo fueron las fijaciones de estos últimos.

La explicación podría estar en que el sistema de fijación contra rastreles es simple o inadecuado,  pero resulta que los rastreles en su mayoría, son arrancados del soporte y eso se debe a que han fallado las fijaciones de los rastreles, que no ofrecen la suficiente resistencia bien pos ser escasas, bien por ser débiles o sencillamente porque se han ido corroyendo a causa de la humedad que reciben (venga de donde venga). Eso es muy fácil de deducir ya que el sistema empleado, a parte de ser precario, permite que se produzcan condensaciones que afecten a los rastreles, a su vez a los fijaciones de los mismos, todo ello por tener una lámina de separación que le suelen llamar de ventilación, amén de que el simple rastrel es insuficiente para fijar una cubierta de estas características, a la que confiaron tanta seguridad que ni tan siquiera hicieron una simple junta de seguridad.
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