COBRE Y PIEDRA

CUBIERTA DE COBRE, MUROS DE PIEDRA. la combinación no puede ser más perfecta,

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Una edificación actual que nos traslada al pasado.

Pocos precedentes tenemos de edificaciones como esta que mostramos. Por nuestra parte hemos puesto todo el empeño para hacer algo diferente, singular, planificando una instalación a medida acorde con la singularidad de un   edificio   protegido por un cierre amurallado que solo deja   ver la cubierta de cobre que se eleva firme mostrando una particular belleza, atrayendo todas las miradas desde cientos de metros de distancia, creando un caos visual ya que su espectacular esplendor va intercambiándose durante el día, adquiriendo diferentes tonalidades a cada cual más atractiva, sorprendiendo a cada hora que se observe.
La calidad de la cubierta invita a intuir que el resto de materiales que envuelven el edificio van en armonía con el cobre, así es. Gruesas paredes de granito, trabajadas por manos duras con escrupuloso oficio, dan ese toque de originalidad que nos hace trasladar a lo más antiguo de las construcciones, cuando maestros canteros hacían esas maravillas de las que tanto hoy presumimos y disfrutamos.  La piedra va a resistir a pesar de la erosión por el paso del tiempo, como también va a resistir la estructura de cubierta realizada en acero, revestida con todo un entablado de madera de castaño, como si de la mansión más lujosa se tratase.

Un techo minuciosamente estudiado para soportar la última pieza del rompecabezas que es la cubierta de cobre, que ha sido trabajado  al estilo de los primeros tiempos, plegado, retorcido, estañado y mimado.  Reflejan las chapas de cobre un contraste que se podría entender como defensivo.

Esta cubierta de cobre natural, que corona la gran base de gruesos muros de piedra cobijando espacios nobles, a saber que uso tendrán.  El cobre irá evolucionando, desarrollando una característica pátina con el paso del tiempo.
El cobre ofrece durabilidad y cambiante belleza natural. Es importante apreciar la naturaleza viva del material y la evolución de su aspecto determinada por las condiciones cambiantes locales.

El cobre natural está obligado a experimentar un largo proceso de patinación natural, determinado por las condiciones ambientales que se den en la localidad en la que se encuentre. En pocos días el cobre cambia de color adquiriendo un color negruzco que irá pasando  a un profundo marrón azulado.

El cobre es un material extremadamente duradero, que complementa la longevidad inherente de las fachadas de piedra, a la vez aporta un sentido de dignidad acorde con el estilo del edificio.  Comienza en su instalación con  un aspecto brillante, casi escandaloso que ira virando hacia el marrón oscuro hasta terminar con su pátina verde que es su principal característica. !EMOCIONANTE¡

Esta edificación merecía de un toque singular en la cubierta, ya el cobre lo dice todo, pero también quisimos jugar con la instalación, así nos decidimos a emplear juntas de listón esbeltas que resaltan voluminosas , como venas que dan vida a la cubierta,  alternamos las chapas colocándolas al tresbolillo que rompen la continuidad de las chapas resaltando como pequeñas arterias unen a las “venas” principales,. todo ello   cuidando un desordenado-ordenado reparto y coincidencia de  juntas en cumbrera  sin roturas, viéndose que las líneas arrancan en un faldón y terminan al finalizar el siguiente sin capotas o suplementos que rompan su continuidad . la chapa de cobre se instaló sobre un entablado de madera de pino separada.

Se culminó una obra incomparable que perdurará ofreciendo su funcionalidad, todo su esplendor y  cautivando miradas ya que el cobre es u material vivo en continua evolución.

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Manuel Álvarez.